Nuestros espacios son el escenario de nuestra vida diaria. Si pasamos tanto tiempo en ellos, hagámoslos extraordinarios.
La distribución no es arbitraria: responde a las condiciones del emplazamiento, priorizando las vistas y la relación con el paisaje.
Aprovechando el desnivel natural del terreno, la piscina se ubica estratégicamente para generar un efecto de borde infinito, prolongando visualmente el agua hacia la Sierra de Mariola. Frente a ella, la vivienda, orientada para maximizar la entrada de luz natural y enmarcar el paisaje desde el salón-comedor-cocina.
Mediante un sistema de aperturas que desmaterializa los límites, el espacio interior se fusiona con el exterior, potenciando la sensación de estar siempre en contacto con el entorno.
La disposición del baño en la parte posterior permite liberar la zona principal de la casa, logrando una continuidad visual sin interrupciones. En esta estancia, una pieza de mármol recuperado, no solo luce por su belleza natural, sino por lo que representa: sostenibilidad y respeto por lo existente.
Cuando proyectamos este espacio, la premisa era clara: crear un ambiente versátil, atemporal y conectado con su entorno. Un comedor que no solo sirviera para reunirse, sino que también funcionara como una extensión natural del hogar en cualquier estación del año.